El hospital San Carlos del Alajuela alertó sobre un aumento en la cantidad de casos de abuso sexual en menores de edad que están ingresando al centro médico.
El doctor Edgar Carrillo Rojas, director médico, externó su preocupación por esta situación que involucra a niños y adolescentes. “En los últimos tres meses se registra la atención a 110 personas víctimas de abuso sexual. Solo en niños entre 1 y 9 años se presentan 41 atenciones por esta causa”, expresó.
Por lo anterior, Carrillo, hace un llamado a la prevención e importancia de detectar señales que indiquen un posible abuso sexual en el núcleo familiar y demás entornos.
CAMBIOS QUE PUEDEN PRESENTARSE EN EL COMPORTAMIENTO O CONDUCTA SOCIAL
Lisseth Quesada Quesada, trabajadora social del hospital San Carlos, pidió a los padres, encargados de personas menores de edad y docentes estar alerta a los siguientes señales o cambios.
- Regresión en el desarrollo: algunos niños pueden volver a conductas anteriores en su desarrollo, como orinarse en la cama, chuparse el dedo o tener miedo a la oscuridad. Este tipo de regresión es una forma de expresar angustia y a menudo señala un retroceso en áreas donde ya habían alcanzado cierta madurez.
- Comportamientos autodestructivos o autolesivos: cortarse, golpearse a sí mismos, o tener otros comportamientos autodestructivos pueden ser señales de abuso, principalmente para adolescentes que intentan aliviar o expresar su dolor emocional.
- Desinterés por la higiene personal: la víctima puede mostrar una falta de interés en su higiene personal y apariencia, lo cual puede ser una forma de evitar atraer atención o expresar una autoimagen deteriorada.
- Actitudes hiperalertas y sobresaltos frecuentes: muchos niños y adolescentes desarrollan una actitud de alerta constante, respondiendo con sobresaltos a ruidos fuertes o movimientos inesperados. Esto es una respuesta común al trauma y puede estar asociado a un temor constante de revivir la experiencia.
- Apego inusual o rechazo hacia adultos: la persona menor de edad puede mostrar una actitud apegada o, por el contrario, evitar o rechazar la proximidad con personas,
- Cambios en el comportamiento: es común que la víctima experimente cambios repentinos, mostrando conductas que antes no eran típicas, como el aislamiento, el llanto frecuente o un aumento en la agresividad, siendo esta una forma indirecta de pedir ayuda.
- Dificultad con el rendimiento escolar: puede presentarse una disminución en el rendimiento académico, con dificultades para concentrarse, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba o una reticencia a ir a la escuela. Estos cambios suelen reflejar el nivel de angustia y distracción internos que experimentan los menores afectados.
- Inquietud y conductas sexualizadas inusuales: un aumento en la inquietud, dificultad para mantenerse en calma y comportamientos sexualizados inapropiados para su edad (como el uso de lenguaje sexual explícito o conductas sexuales hacia otros) pueden ser señales de abuso sexual. La exposición a situaciones traumáticas puede generar confusión en los límites apropiados de la conducta.
- Sentimientos de culpa y vergüenza: muchos niños y adolescentes víctimas de abuso sexual presentan una marcada autopercepción negativa, acompañada de sentimientos intensos de vergüenza y culpa. Estos pueden llevarlos a autoaislarse y a evitar hablar de sus emociones o experiencias.
- Baja autoestima y desvalorización: las víctimas pueden desarrollar una baja autoestima, con pensamientos negativos sobre sí mismos, viéndose como personas “dañadas” o “rotas”. Esto afecta gravemente su imagen personal y su capacidad para relacionarse socialmente.
Además de tomar en cuenta cambios personales y en interacción con otras personas a nivel físico, se pueden presentar lesiones en el área genital o perianal, infecciones o secreciones inusuales, dolor o irritación al orinar o defecar, dificultad para dormir, pérdida de peso o de apetito y dolores psicosomáticos los cuales son sin causa médica clara como dolores de cabeza, estómago o articulaciones.