A través de la historia de la humanidad, la mujer ha ocupado un lugar de menosprecio en muchas de las sociedades en las que le corresponde vivir. Considerada «no humana», «sin alma» y otras yerbas por machos de su entorno, nunca lo hemos tenido fácil.
Se nos ha negado el derecho al voto, a elegir a la pareja que mejor nos convenga y un sinnúmero de atropellos por ser mujeres. Muchos nos creen de su propiedad y harán lo imposible por reclamar lo que según ellos es «su terreno», sin embargo, esos tiempos pronto serán sólo un terrible recuerdo.
El acceso a las redes sociales nos ha permitido exponer todos los tipos de vejaciones a las que nos vemos sometidas un día sí y los otros también. La sociedad completa debe ponerle fin a la costumbre de que nos conviertan en premio o castigo a conveniencia de los agresores.
Todos juntos debemos denunciar los atropellos, temores y violencia a la que debemos enfrentar en todo momento. No estamos pidiendo tratos especiales, lo que las mujeres exigimos y merecemos es un trato humano. Basta ya de que algunos nos consideren de su propiedad basados en su fuerza bruta, basta de agresiones sexuales, patrimoniales y cualquier tipo que se les ocurra.
Todas las personas tenemos derecho a vivir de la manera que más nos plazca respetando los marcos legales de las diferentes sociedades en las que nos desenvolvemos, a salir a la calle solas, con nuestros hijos o amigos sin temor a ser voladas o atacadas por nuestro pensamiento, forma de vestir o de divertirnos. Si bien es cierto, el machismo se encuentra arraigado de manera intrínseca en las sociedades patriarcales, el mismo ha demostrado el detrimento que causa a la humanidad en general.
Tenemos derechos y deberes pero tal parece que cuando de hacer valer nuestros derechos, la sociedad de manera muy conveniente suele hacerse de la vista gorda para evitar que los abusos terminen. Hombres y mujeres responsables, honestos y sensibles debemos ponerle punto final al régimen de terror al que nos someten unos pocos para satisfacer sus más bajos instintos. Juntos usted y yo tenemos que hacer el esfuerzo por protegernos entre todos y castigar al delincuente que quiere salirse con la suya.
Continuemos denunciando, luchando y ganando paso a paso esta dolorosa guerra sin cuartel contra nosotras. Las mujeres somos el motor que mueve al mundo desde todas las trincheras posibles, resulta increíble que a esta altura de la Historia de la Humanidad debamos pedirlo, sin embargo, tenemos que recordarlo para evitar que más víctimas sigan padeciendo toda clase de abusos, calamidades y delitos contra nuestro género.
Las mujeres que usted se lo agradeceremos y devolveremos con creces un trato digno, justo y equitativo. Hoy más que nunca: ¡Basta ya de cualquier tipo de violencia contra las mujeres!
Por: Jenny Torres, Escritora.